Lo preocupante es que diversos estudios han relacionado la disminución de la cantidad de sueño con el riesgo de ganar peso y desarrollar obesidad, además de afectar el rendimiento cognitivo y la salud en general. Se ha propuesto que el dormir poco provoca un desbalance a nivel hormonal lo que puede provocar alteraciones en el apetito, así que no te extrañe si algunos días presentas hambre incontrolable como consecuencia de haberte desvelado, además, esta comprobado que la predilección de alimentos que tendrás como consecuencia de haber pasado una mala noche será por comida alta en azúcares refinados y con grasas saturadas (pasteles, chocolates, galletas, etc).

Hay dos hormonas claves en el proceso de la regulación del apetito: la grelina, la hormona del apetito, que aumenta al desvelarte, y la leptina, la hormona de la saciedad, que disminuye cuando duermes poco; así que la próxima ves que tu nutriólogo o médico te sugiera dormir más no dudes en obedecer, ya que, es parte del tratamiento.

Pero aún hay más, la restricción del sueño también se asocia a una disminución en la tolerancia de la glucosa lo que con el tiempo puede llevarte a desarrollar resistencia la insulina, que es una condición que afectará tu proceso de pérdida de peso y que además, con el tiempo, puede contribuir a desarrollar diabetes tipo dos.

El descanso reparador es pilar para preservar la salud y a veces es la respuesta al por qué tu proceso de pérdida de peso  se ve frenado, recuerda que para tener un peso saludable no basta solo con una elección adecuada de alimentos, debes incluir al ejercicio y al descanso como parte fundamental.